Mirando al cielo

"...Estamos saliendo del trabajo con rumbo a la universidad..." ya van a ser más de 4 años desde esa vez.

"Una amiga nos está llevando en su carro y 3 jóvenes practicantes estábamos algo asustados por su famoso ranking de choques que siempre se comentaba. Era difícil de creer hasta que lo vive uno mismo. No recuerdo la marca de su blanco auto pero si recuerdo la cantidad de veces que no lo traía porque estaba en el taller debido a tanta reparación que necesitaba.

No pasaron ni 5 minutos y en la primera esquina se fue encima de un auto, nosotros nos comenzamos a matar de la risa y encima agarramos el celular y llamamos a nuestros amiguitos que se quedaron aun en el trabajo para contarles la gran anécdota. Un señor molesto bajó del auto chocado y al ver la cara de 4 mocosos y su carro sin una raya por el choque no dijo nada.

En esa época nosotros eramos lo máximo. Y esa tarde llegamos sanos y salvos a la universidad a contarles el gran JA JA JA que tuvimos a nuestros compañeros de clase.

Al día siguiente fui el único valiente en aceptar que me lleve a la universidad, por suerte llegabamos casi cuando a la espalda de la universidad intentando buscar cochera... comenzamos a hablar de la inmortalidad del mosquito y los demás temas poéticos hasta que ví que ella no tenía las manos en el timón y misteriosamente el carro se iba pegando hacia un lado de la calle.

Cuando la ví, ella estaba escuchándome atentamente y mirando al cielo. Cuando le dije:... oye!!! agarra el timón que para eso está!!! Ella respondió riendose y agarrando el timón: lo que pasa es que cuando tu me hablas me haces mirar al cielo!..."


Nunca supe a que se refería su comentario, pero lo único que sé que ella ahora vive en la madre patria junto al eterno amor de su vida (la verdad que es la única historia de amor real que he conocido y doy fé de ello). Ya casados, ella ya no tiene que manejar...

Cada vez que paso por la misma universidad donde estudié y veo en un carro un grupo de niños/jóvenes/adolescentes/incomprendidos/soñadores como se les pueda llamar. Recuerdo esos días donde todo era diversión y la responsabilidad no era tan seria. Cada día era una gran fiesta de nunca acabar. Hoy ya está acabando.









Hoy recorro las mismas calles que recorríamos durante esas épocas de idas y venidas de la universidad al trabajo. Ese camino hoy es el mismo pero las motivaciones son diferentes. Yo no manejo mirando al cielo pero quien iba a pensar que terminaría en la boca del cielo.

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