Salimos a dar una vuelta luego de almorzar tal como es su costumbre y por estos tiempos se ha vuelto la mía. Ni 10 minutos en dar la vuelta a la cuadra del trabajo caminando re-lento.

Y entre hablando de nada ella se paró al lado de una flor y la olió.

Por esos segundos la quedé mirando y no puedo creer que hay personas que se entretengan con lo más simple de la vida. Como ella.

El encanto se perdió cuando la medio empujé y le dije cuidado con la abeja!. Ella de un sobresalto se alejó y me dió un palmazo en el brazo mientras sonreía.

Y no puedo creer que hay personas que se entretengan con lo más tonto de la vida. Como yo.