Detesto como te puede interrumpir un teléfono al sonar. Aunque algunas llamadas son como si te salvara la campana. Este no es el caso.

Ayer salí a almorzar tarde de la oficina y me encontré con una amiga que también anda reventada de trabajo así que coordinamos para almorzar.

A veces salgo a almorzar no por hambre sino sólo por excusa de tener que salir de la oficina y por lo menos ver la luz. No sólo la luz del día sino también la solución de algunos de mis problemas.

Cuando nos encontramos ella estaba hablando por teléfono con el "amor" de su vida así que con las justas nos saludamos mientras caminabamos al lugar donde comer. Algo como de 10 minutos que no me dió bola pero escuchaba como en su voz bajita le decía que estaba yendo a comer conmigo. No me gusta escuchar conversación ajena ni melosidades así que yo tampoco le dí bola.

Por fin colgó hasta que hablamos unos minutos, sonreímos otros más hasta que mientras yo intentaba responder al típico como te va en la chamba:

Yo: Ahí pues, bien con un mont... (RING RING suena su celular).
Amiga: Esperame un ratito (haciendo el gesto de "ratito" con la mano mientras contestaba). Aló, mamá... blah, blah...

Empezamos a almorzar y algo después de 5 minutos colgó la llamada.

Conversamos luego como 5 minutos más y al intentar preguntarle:
Yo: Oye, y fuiste a ... (RING RING suena su celular).
Ella: Hola gordito que pasó amor... blah, blah, blah por 10 minutos.


Esta vez no estábamos caminando por la calle como para distraerme y no escuchar sino que la tenía al frente de la mesa para escuchar sus 10 minutos de amorcito, cielito, gordito y demases ito con sonrisita incluída que empalagan.

Un minuto más para terminar de comer y se terminó el almuerzo de ayer.

Como detesto a la gente que te usa para no sentirse sola.

Y esos son, mis amigos. Para que me usen lo que quieran y no pincharles su globo de felicidad tan rápido.