Como siempre ando con mi nubecita negra de mala suerte que me sigue a donde vaya.

Ayer no tenía nada que hacer (mentira, siempre hay 1000 cosas pero que mejor que hacer otra cosa) así que salí a correr por la tarde aprovechando ese clima de calor-frío cuando se acaba de ir el sol.

Puse el cronómetro al iniciar y un rato después para ver la hora... si, se me cayó el reloj. Y encima ESE reloj.

Eso no es tan mala suerte.

Ah pues, a pesar que no era mi ruta pues doy media vuelta y lo busco. No había nadie más en ese camino así que fácil lo encontraba.

Ah y mientras regresaba ya de noche, se fue la luz. Si, se apagaron las luces de todos los postes de los kilómetros de esa calle.

Y así fue como se perdió mi reloj. Y yo un rato porque no veía nada.